Melatonina: ¿ángel del sueño… o traviesa invitada en la fiesta del corazón?
Si hay algo que escucho cada semana en el consultorio es esto:
“Doctor, no duermo bien… así que me estoy tomando una melatonina”.
Y me la muestran con el mismo orgullo con el que uno muestra una foto de su perro.
La melatonina se volvió el “agüita de valeriana de la nueva era”: barata, fácil de conseguir, sin fórmula, con etiqueta bonita que dice “natural”, y vendida como si fuera la llave mágica para apagar el cerebro a las 10 p. m. Pero un nuevo estudio observacional —de esos grandes, con decenas de miles de pacientes— nos puso a muchos a levantar la ceja. Y no cualquier ceja… esa ceja de médico cuando ve el colesterol LDL en 200 pero el paciente dice “doctor, pero yo casi no como”.
Porque resulta que usar melatonina cada noche por más de un año podría estar asociado con un mayor riesgo de insuficiencia cardíaca, de hospitalizaciones y hasta de mortalidad. Ojo: asociado, no “causa directa”. No vamos a quemar frascos de melatonina en la plaza del pueblo. Pero sí vamos a conversar seriamente.
El estudio en palabras sencillas (y con café en mano)
Los investigadores tomaron más de 130.000 adultos con insomnio (sí, una multitud… más grande que el estadio lleno en un clásico) y compararon a quienes usaban melatonina por 12 meses o más con quienes no la tomaban.
¿Y qué encontraron?
Casi el doble de riesgo de insuficiencia cardíaca.
Más hospitalizaciones por problemas del corazón.
Mayor mortalidad a 5 años.
Y aquí viene el detalle: todos tenían insomnio, así que no es que los malos dormidores se fueran para un lado y los buenos para otro.
No. Aquí compararon insomnio contra insomnio, pero uno con melatonina encima, y otro sin ella.
Entonces… ¿la melatonina es mala? ¿Debo salir corriendo a botarla?
No. Respire.
Si quiere, respire con 4-7-8. O con 1-2-3 como cuando uno se aguanta de discutir con un familiar en Navidad.
La ciencia no funciona con conclusiones instantáneas. Este es un estudio observacional, que detecta patrones, no causas. Y tampoco está revisado por pares aún.
Es como cuando vemos a un paciente que dice “doctor, desde que tomo tal cosa me siento peor”. A veces es la cosa, a veces es la vida, a veces es la genética, a veces es el estrés… y a veces son los fríjoles del almuerzo.
Pero el estudio sí nos invita a dejar la ingenuidad.
Esa idea de “es natural, así que puedo tomarlo para siempre”.
Yo también pensaba que la melatonina era como el aguacate: inofensiva, deliciosa (metafóricamente) y buena compañía siempre… hasta que veo estos datos y digo:
“Bueno, de pronto no es tan angelical como pensábamos”.
¿Por qué podría afectar el corazón?
Aquí viene la parte donde uno se siente como detective con bata.
La melatonina, en teoría, tiene propiedades antioxidantes. Incluso algunos estudios previos sugerían beneficios cardiometabólicos. Entonces, ¿por qué aparece ahora esta alarma?
La respuesta honesta: nadie sabe todavía.
Puede ser que:
el uso prolongado altere ritmos biológicos,
afecte presión arterial nocturna,
impacte de alguna forma el sistema autónomo,
o puede no ser la melatonina en sí, sino algo relacionado con quienes tienden a usarla tanto tiempo.
Por eso necesitamos ensayos clínicos, no solo estudios observacionales.
¿Qué hago si llevo tomando melatonina meses o años?
Tranquilidad ante todo.
Esto no es como encontrar una culebra en el baño; es más como ver una gotera en el techo: no grite, pero tampoco la ignore.
1. Si la usas ocasionalmente → cero drama.
Los datos no muestran riesgo con usos cortos.
2. Si la usas todas las noches por más de un año → conversemos.
Puede ser momento de evaluar:
tu higiene del sueño,
tus niveles de estrés,
tu respiración durante el sueño,
uso de pantallas,
horarios,
si tienes factores de riesgo cardíaco,
y si de verdad necesitas un suplemento diario.
3. Si tienes hipertensión, diabetes, prediabetes o historial familiar de problemas cardíacos → más razón para revisar tu caso.
Porque, como siempre digo, tu corazón no es una impresora: no le puedes dar “reset” cuando se bloquea.
Mi conclusión como médico —y como alguien que también tiene noches de insomnio
La melatonina no es el enemigo, pero tampoco es esa amiga que puedes invitar todos los días a tu casa sin que empiece a moverte los muebles.
Para algunas personas funciona. Para otras no. Para otras puede ser un puente mientras se resuelve la causa real del insomnio.
Pero convertirla en un hábito eterno sin supervisión es otra historia.
Este estudio nos está diciendo:
“Hey, revisen esto antes de seguir dando melatonina como si fuera un dulce”.
Y eso hacemos aquí: revisar, analizar y actuar con criterio
Bibliografía
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Common OTC Sleep Aid Linked to …
Nnadi E., et al. Presentación en American Heart Association Scientific Sessions 2025. Asociación observacional entre melatonina y riesgo de falla cardíaca. AHA 2025.
Melatonin for the Cardiovascular System: A Systematic Review. PubMed. PMID: 40026259. Disponible en: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/40026259/
Scheer FAJL, Van Montfrans GA, et al. Melatonin Lowers Nighttime Blood Pressure in Men with Essential Hypertension. Hypertension. 2004;43:192–197.
Egea C., Federación Española de Sociedades de Medicina del Sueño (FESMES). Comentarios sobre melatonina y potencial beneficio en pacientes con insuficiencia cardíaca. Declaración para Science Media Centre UK, 2025.
🍊 Revisión de una vitamina: la vitamina C
La vitamina C es como ese amigo confiable que nunca hace mucho ruido, pero siempre aparece cuando más lo necesitas.
Es una vitamina hidrosoluble (se disuelve en agua), lo que significa que el cuerpo no la almacena: lo que no usas, lo eliminas. Por eso conviene reponerla cada día, como quien recarga el celular antes de que se apague.
Más allá de su fama por prevenir resfriados —algo que en realidad solo ayuda un poquito—, la vitamina C participa en funciones cruciales:
Es necesaria para formar colágeno, esa proteína que mantiene la piel, los tendones y los vasos sanguíneos firmes y elásticos.
Mejora la absorción del hierro de los alimentos, lo que la hace especialmente útil para quienes tienen anemia.
Actúa como antioxidante, neutralizando los radicales libres que envejecen las células (los equivalentes biológicos de los ladrones del barrio).
Y, además, fortalece el sistema inmune, ayudando a que las defensas respondan mejor frente a infecciones.
Se encuentra principalmente en frutas y verduras frescas: En realidad, la guayaba y el pimentón rojo tienen más vitamina C que una naranja, pero como no vienen en juguito de desayuno, se llevan menos crédito.
La dosis diaria recomendada ronda los 75 mg en mujeres y 90 mg en hombres, y debe ser mayor en fumadores, personas con estrés crónico o enfermedades inflamatorias.
Para que te hagas una idea, una guayaba mediana puede aportar entre 200 y 250 mg de vitamina C, es decir, más del doble de lo que necesitas al día.
Un pimentón rojo crudo ronda los 120 a 150 mg, un kiwi cerca de 90 mg, una naranja unos 60 a 70 mg, y una taza de brócoli cocido alrededor de 70 mg.
Incluso las fresas y la papaya aportan unos 50 a 60 mg por porción.
En resumen: si incluyes frutas y verduras frescas todos los días, tu “cuenta de vitamina C” estará más que solvente… sin necesidad de suplementos ni pastillas efervescentes que huelen a laboratorio.
El exceso, en cambio, no se acumula ni te vuelve inmortal: se elimina por la orina. Aunque si te excedes (más de 2 gramos diarios), puedes terminar con acidez o cálculos renales.
En resumen: la vitamina C no es una varita mágica, pero sí una de esas inversiones seguras.
No promete multiplicar tu fortuna metabólica, pero te mantiene con buena “liquidez celular” y tus tejidos en orden, algo que —créeme— vale más que cualquier suplemento de moda.
🚶♂️ Tips de ejercicio: caminar por terreno irregular
Caminar siempre es saludable, pero no todos los caminos son iguales.
Caminar solo en superficies planas —como el pasillo del centro comercial o la trotadora del gimnasio— es cómodo, sí, pero no entrena algo esencial: el equilibrio y la fuerza de los tobillos.
Cuando caminas por terreno irregular —césped, senderos, arena o caminos de piedra—, tus músculos y articulaciones deben hacer microajustes constantes para mantener la estabilidad.
Cada paso activa pequeños músculos del pie y de la pierna que rara vez se usan en la rutina diaria.
Es como obligar a tus tobillos a hacer un curso de defensa personal: aprenden a reaccionar rápido y a prevenir torceduras o caídas.
Con el paso de los años, esta práctica se vuelve aún más valiosa. Un tobillo fuerte mejora el equilibrio, reduce el riesgo de caídas y favorece la agilidad al caminar.
Además, caminar en terreno irregular estimula la propiocepción, que es la capacidad del cuerpo para saber en qué posición está, incluso con los ojos cerrados.
Eso sí: empieza poco a poco. Unos minutos en un parque, una caminata por la arena o subir una vereda ya hacen la diferencia.
Y si alguna vez tropiezas, míralo por el lado amable: tus tobillos están recibiendo entrenamiento gratuito de reacción rápida.
En resumen, no se trata solo de contar pasos, sino de darle variedad al terreno.
Tu corazón, tus músculos y tus tobillos te lo agradecerán… y tus reflejos también.

